jueves, 8 de abril de 2010

Cómo fomentar la creatividad en nuestros hijos.


Desear que se desarrolle el potencial creativo y artístico de nuestros hijos pequeños al máximo es un deseo natural en cualquier padre de familia. Como padres somos capaces de percibir grandes talentos en ellos, sin embargo no hay una forma real y probada de que el someterlos a largas horas de entrenamiento artístico (de ninguna clase) logre hacerlos “genios creadores”.

La creatividad como un proceso cognitivo, depende de la riqueza en la experiencia que día a día adquiere el niño; de la posibilidad de jugar con objetos comunes y sencillos que les permitan construir e imaginar, además de poder manipular y experimentar con materiales diversos sin que el adulto dirija la actividad sino que la guíe y apoye en un ambiente de seguridad y confianza.

Podemos enriquecer la vida de nuestros hijos cuando...
...leemos a diario con ellos, abrazándolos, compartiendo el momento y eligiendo desde cuentos infantiles, clásicos o modernos, revistas, periódicos, enciclopedias, poemas; también cuando jugamos con el lenguaje: rimas, trabalenguas, acertijos y adivinanzas.
...apagamos la televisión y escuchamos juntos música variada, no sólo barroca o clásica, también les encanta el jazz, la música étnica, el new age; y sí, todo aquello con ritmo que posea riqueza musical y compositiva, dejando a un lado lo comercial. Si ven televisión buscar contenidos enriquecedores, programas propositivos y creativos incluyendo documentales.
...en lugar de comprar juguetes robotizados les regalamos un espacio en casa con bloques de distintos materiales y tamaños, juegos clásicos de mesa, materiales para dibujar, pintar, modelar, recortar, pegar, retazos de tela grandes, títeres, incluso cuando los dejamos que se batan a gusto, haciendo de este espacio su espacio.
...los invitamos a que nos ayuden a cocinar, a componer un aparato, a ordenar y limpiar la casa, a lavar el auto incluso a arreglar el jardín.
...los dejamos hacer las cosas por sí mismos (ser independiente es la mayor conquista del ser humano), no los regañamos cuando se equivocan, los alentamos para que recapitulen, corrijan y vuelvan a intentarlo y sobre todo, cuando esperamos a que tengan la necesidad de alcanzar, lograr o tener algo, sin satisfacer sus necesidades de inmediato. Esforzarse los enseñará a luchar por lo que aman, los hará exitosos sin necesidad de hacerlos competitivos o materialistas.
...los llevamos a lugares diversos, desde un museo, el teatro, una sala de conciertos, un parque, una feria, una ciudad distinta, hasta una vuelta en metro. Aprendemos a partir de lo que hacemos y vivimos.
...hacemos a un lado nuestras pretensiones y no los saturamos con nombres, fechas, datos e imágenes para que conozcan artistas…si a los adultos más cercanos les interesa el arte, seguramente esto impactará en la vida de sus hijos. Memorizar no significa adquirir, cuando se somete a un niño a una serie de conocimientos que no son significativos, que no le dicen nada, los olvidan fácilmente sin que hayan dejado huella o rastro en su cerebro a largo plazo.
...los estimulamos para que piensen, elijan, decidan y nos ayuden a encontrar soluciones a diferentes problemas, desde su perspectiva, analizando pros y contras de sus propuestas y tratando de encontrar distintos caminos para llegar a un fin.
...invertimos tiempo de calidad más que dinero en ellos. Los niños aman el contacto con otros humanos y no con objetos inanimados. La inteligencia y la creatividad no son sólo procesos mentales, sino sociales. El hombre ha evolucionado hasta ser lo que es hoy, gracias a ser sociable.
...y ¡por supuesto! cuando jugamos con ellos. El juego es el verdadero canal de aprendizaje en el ser humano de cualquier edad.

Los niños nos observan, imitan y heredan nuestra visión de la vida de modo que si deseamos un determinado concepto de cultura para ellos, somos nosotros quienes debemos empezar a cultivarlo, ¿cuánto? lo suficiente como para sentirnos total y absolutamente inspirados y motivados para aprender y expresar más a través del arte.

Al final es más fácil fomentar la creatividad de lo que creemos.